Parrini Roses, R. (2007). Panópticos y laberintos: subjetivación, deseo, y corporalidad en una cárcel de hombres. México, El Colegio de México.
Un viejo travesti de la cárcel nos dio la clave para entender los procesos de subjetivación específicos de la institución carcelaria. La Paz nos dijo que ‘lo puto lo tenía en el culo’ pero que le podía dar ‘unos madrazos’ a quien se le cruzara en el camino. Nunca la entrevistamos, pero ella esbozó el camino hasta los laberintos que los presos construían cotidianamente. ¿Por qué nos dio la clave? Porque nos señaló cómo funcionaba el orden carcelario, al menos en el ámbito del género y la sexualidad.
Ella anunciaba un mapa de identidades y posiciones que nos fue muy difícil de desentrañar. No había jerarquías estrictas ni posiciones fijas y estables. Las identidades se traslapaban y fluían. Cuando la Paz realiza la operación que mencionamos, y dice que lo puto lo tiene en el culo, lo que señala es un orden performativo de las identidades y de la subjetividad. Ella misma pasa por su cuerpo desde lo puto a lo cabrón. Por lo tanto, queda en una zona intermedia, en un entre permanente.
No es ni sólo puto ni sólo cabrón. Es ambos a la vez, y consecutivamente. Entonces, si continuábamos adheridos a la polaridad femenino/masculino, hombre/mujer, creyendo que el género corresponde a la diferenciación de unidades discretas, lo que ella nos decía no tenía sentido alguno. Lo que hicimos fue ponernos ‘entre’, y entender al género como una línea, cuyos costados son trazados desde dentro: se está en este campo indeterminado, se está entre, y luego se dirime, por decirlo así, hombre y mujer, masculino y femenino.
Autor: Rodrigo Parrini Roses